El Kaiser que revolucionó el fútbol
Infancia y juventud
Franz Anton Beckenbauer nació el 11 de septiembre de 1945 en Múnich, apenas cuatro meses después del final de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Alemania estaba devastada: ciudades reducidas a escombros por los bombardeos, una economía en ruinas y un país dividido en zonas de ocupación aliadas. Múnich, la capital de Baviera, había sido uno de los bastiones del nazismo y ahora trataba de sobrevivir bajo la administración estadounidense.
El fútbol en aquella Alemania de posguerra era un deporte humilde, jugado en descampados y calles, con balones remendados o improvisados. No existía todavía la Bundesliga (se fundaría en 1963) y las competiciones eran regionales. Para un niño como Franz, el balón era una vía de escape a la dureza de la época.
Su familia no era rica: su padre, Franz, trabajaba en la oficina de correos y había sido prisionero de guerra. Su madre, Antonia, cuidaba del hogar. Franz creció en el barrio obrero de Giesing, un lugar donde los niños jugaban al fútbol en cualquier espacio libre.
A los 9 años se unió a las categorías juveniles del SC 1906 München, un modesto club local. En aquel entonces, Beckenbauer jugaba como delantero centro, idolatrando a Fritz Walter, capitán de la selección alemana campeona del mundo en 1954. Aquella victoria en Berna marcó profundamente a toda una generación: si Alemania podía levantarse de la humillación y ser campeona del mundo, cualquier niño podía soñar en grande.
En 1958, con 13 años, Beckenbauer y su equipo juvenil disputaron un partido contra el TSV 1860 München, el gran club de la ciudad en aquel momento. Aunque su intención inicial era fichar por el 1860, un incidente cambió el rumbo de su vida: en ese partido, un joven rival le dio una bofetada. Franz, molesto, juró que nunca jugaría para ellos. Cuando llegó la oportunidad, decidió unirse al otro club de la ciudad, un Bayern de Múnich que entonces estaba lejos de ser el gigante que conocemos hoy.
Ese gesto impulsivo no solo definió su carrera, sino que también cambiaría la historia del fútbol alemán.
El Bayern: el crecimiento conjunto del club y de Beckenbauer
Cuando Franz Beckenbauer debutó profesionalmente con el Bayern de Múnich en 1964, el club todavía era considerado el “hermano pobre” de la ciudad. El gran equipo muniqués de la época era el TSV 1860 Múnich, campeón de liga en 1966. El Bayern, en cambio, apenas se movía entre la Regionalliga Sur y la recién creada Bundesliga (1963).
Beckenbauer entró en el primer equipo bajo la dirección de Zlatko “Čik” Čajkovski, coincidiendo con talentos como Sepp Maier y Gerd Müller, que serían pilares del Bayern en los años dorados.
Los primeros títulos
-1965: Ascenso a la Bundesliga.
-1965-66: Campeón de la Copa de Alemania (DFB-Pokal).
-1967: Recopa de Europa, el primer trofeo internacional del club.
La era dorada: 1972-1976
Bajo el mando de Udo Lattek, el Bayern ganó:
-Bundesliga: 1969, 1972, 1973, 1974
-Copa de Alemania: 1966, 1967, 1969, 1971
-Copa de Europa: 1974, 1975, 1976
-Copa Intercontinental: 1976
Beckenbauer se consolidó como el líbero perfecto, liderando el equipo desde la defensa y revolucionando la posición con su visión y calidad técnica.
Beckenbauer en cifras con el Bayern (1964-1977)
Competición | Partidos | Goles |
---|---|---|
Bundesliga | 427 | 60 |
Copas nacionales | 76 | 8 |
Competiciones UEFA | 74 | 6 |
Total | 577 | 74 |
El líbero perfecto: estilo de juego y carisma
Beckenbauer redefinió la posición de líbero, convirtiéndola en un eje ofensivo y creativo desde la defensa. Sus cualidades:
-Lectura excepcional del juego
-Salida limpia y precisa con el balón
-Elegancia y compostura en cada acción
-Versatilidad táctica
-Liderazgo innato
Apodado “Der Kaiser”, su porte majestuoso y autoridad natural lo convirtieron en un referente dentro y fuera del campo.
La selección: de joven promesa a campeón del mundo
Beckenbauer debutó con la RFA en 1965 y rápidamente se convirtió en pieza clave.
Mundial 1966
- Debut internacional con solo 20 años.
- 4 goles en el torneo, llegando a la final contra Inglaterra (2-4 tras prórroga).
Mundial 1970
-Tercer puesto
-Jugó el famoso "Partido del Siglo" en cabestrillo. Perdió 4-3 contra Italia en semifinales.
Eurocopa 1972
- Campeón con RFA, venciendo 3-0 a la URSS en la final.-Líbero ofensivo, motor creativo y líder del equipo.
Mundial 1974
- Campeonato jugado en Alemania.
- Final: RFA 2-1 Países Bajos (equipo de Cruyff).
- Beckenbauer capitaneó el equipo y levantó el trofeo.
Estadísticas con la RFA (1965-1977)
Torneos | Partidos | Goles |
---|---|---|
Mundiales (66, 70, 74) | 18 | 5 |
Eurocopas (72, 76) | 10 | 0 |
Clasificación y amistosos | 85 | 9 |
Total | 103 | 14 |
Las aventuras americanas: New York Cosmos
En 1977, Beckenbauer se trasladó a Estados Unidos para jugar en el New York Cosmos, la estrella de la NASL. Allí coincidió con Pelé y Carlos Alberto, y juntos impulsaron la popularidad del fútbol en Norteamérica.
- Impacto mediático: atrajo a fanáticos, televisión y patrocinadores.
- Rendimiento: 5 temporadas, 5 campeonatos de liga NASL (1977-1982).
Su paso por Nueva York demostró que podía brillar fuera de Alemania y que su presencia elevaba cualquier proyecto futbolístico.
El Kaiser en el Hamburgo
Tras la NASL, Beckenbauer regresó a Alemania y jugó en el Hamburgo SV (1980-1982), ayudando a ganar la Bundesliga en 1982 y, por supuesto, a transmitir su experiencia a las nuevas generaciones. Aunque ya no era el joven prodigio, su influencia en el equipo y en la táctica siguió siendo evidente.
Seleccionador de Alemania: subcampeón en 1986 y campeón en 1990
Beckenbauer asumió la selección alemana en 1984.
-Mundial 1986: subcampeón, perdiendo 3-2 contra Argentina en la final.
-Mundial 1990: campeón, derrotando a Argentina 1-0 en la final con gol de Andreas Brehme.
Alemania 1990, el plan perfecto
Once tipo y jerarquías:
Bodo Illgner fue el portero titular, sobrio y segurísimo por alto. Detrás, Franz armó una defensa de tres con Klaus Augenthaler de líbero (salida limpia y pase largo), Jürgen Kohler como central “stopper” y Guido Buchwald como marcador duro, el mismo que en la final secó a Maradona casi hasta desaparecerlo del partido.
En los carriles: Andreas Brehme (izquierda), capaz de centrar y chutar con ambas piernas, y Thomas Berthold o Stefan Reuter (derecha), más de ida y vuelta. En el medio, Lothar Matthäus —capitán y motor— mandaba los ritmos y atacaba los espacios; a su alrededor, Thomas Häßler (técnica y golpeo) y Pierre Littbarski (talento entre líneas).
Arriba, la pareja Jürgen Klinsmann–Rudi Völler combinaba movilidad, agresividad y olfato.
Alternativas muy útiles: Olaf Thon (criterio y penaltis), Karl-Heinz Riedle (nueve de área) y Uwe Bein (pase vertical). Ese 3-5-2 mutaba a 5-3-2 sin balón y a 3-3-4 en oleadas, con Brehme volando por fuera.
Estilo de juego:
Beckenbauer fue pragmático y moderno a la vez: defensa escalonada con líbero “de época”, amplitud con carrileros, centro del campo de piernas y pie (Matthäus–Häßler) y dos puntas agresivos que atacaban la espalda. Alemania presionaba “a señales”, no a lo loco: robo y salida vertical, diagonales de Brehme y rupturas de Klinsmann, o pausa para que Lothar condujera y ganara metros. En partidos de máxima exigencia, el plan incluía misiones individuales (Buchwald sobre Maradona en la final) y mucha gestión emocional.
La ruta al título en Italia ’90.
-Fase de grupos (Grupo D): 4–1 a Yugoslavia (Matthäus, imperial), 5–1 a EAU y 1–1 con Colombia (rotaciones y control). Clasificación como primeros.
-Octavos: 2–1 a Países Bajos en Milán, un duelo bronco con el tristemente célebre incidente de Rijkaard y Völler (ambos expulsados). Alemania sobrevivió a la ofensiva neerlandesa y resolvió con fútbol directo y pegada.
-Cuartos: 1–0 a Checoslovaquia, penalti de Matthäus tras una conducción marca de la casa. Partido de control y pocas grietas.
-Semifinal: 1–1 vs Inglaterra y triunfo en penaltis (Turín). Brehme marcó de falta, Lineker empató y en la tanda Thon y compañía sellaron el pase. Aquí nació la frase de Gary Lineker: “ el fútbol es un deporte de 11 contra 11 en donde siempre ganan los alemanes".
-Final: 1–0 a Argentina en Roma, penalti de Brehme. Detalle delicioso: el propio Matthäus, lanzador habitual, no lo tiró (había cambiado de botas y no se sentía cómodo), y delegó en Brehme que podía chutar con las dos piernas. Alemania, orden y nervio; Argentina, sin espacios y con Maradona encadenado por Buchwald. Título merecidísimo.
Anécdotas que definen al equipo:
-La semifinal de Turín: temple competitivo en la tanda y liderazgo silencioso (Riedle, que nunca había tirado un penalti profesional, convirtió el suyo: “Shilton no era el más rápido; había que decidirse y chutar fuerte”).
-El penalti de la final: el gesto de Matthäus cediendo el lanzamiento a Brehme resume la jerarquía serena de aquella Alemania.
-Logro histórico: se convirtió en el segundo hombre en ganar el Mundial como jugador y como entrenador (tras Zagallo).
Beckenbauer en el OM: la apuesta europea de Tapie
Una vez logró el campeonato del mundo, Bernard Tapie lo fichó en septiembre de 1990 para acelerar el salto continental del Olympique de Marseille. Primero entró como gran figura en el banquillo tras la salida de Gérard Gili; los resultados se enredaron y en diciembre el club lo recolocó como director/asesor técnico, dando paso a Raymond Goethals en el banco. El OM acabaría campeón de liga 1990-91 y finalista de la Copa de Europa 1991 (Bari), cayendo por penaltis ante la Estrella Roja tras una final cerradísima. La secuencia real de la temporada (Gili → Beckenbauer → Goethals) y el desenlace europeo dibujan a Franz como arquitecto de proyecto más que “solo entrenador”: su influencia fue estratégica, en vestuario, metodologías y ambición continental. Todo estaba planeado para lograr la primera Copa de Europa del fútbol francés; la lograría el OM, pero en 1993.
Etapa directiva en el Bayern
De vuelta al Bayern de Múnich como directivo, Beckenbauer consolidó la estructura moderna del club:
-Planificación deportiva
-Expansión internacional
-Creación de cantera
Su influencia ayudó a que el Bayern se convirtiera en un gigante económico y deportivo europeo.
Como presidente del FC Bayern (1994–2009) y, desde 2002, presidente del consejo de supervisión de FC Bayern München AG, Beckenbauer ayudó a profesionalizar la estructura, a definir una cultura de exigencia (con mensaje siempre futbolero, no burocrático) y a blindar el puente directiva-vestuario. Bajo su liderazgo institucional, el club gestionó ciclos, entrenadores y fichajes estratégicos que marcaron una era:
-Stefan Effenberg (regreso 1998): el capitán que dio carácter y poso competitivo a finales de los 90 e inicios de los 2000.
-Michael Ballack (2002): llegada de un centrocampista total, símbolo de la hegemonía doméstica de inicios de siglo.
-Franck Ribéry (2007) y Arjen Robben (2009): el dúo “Robbery” que redefinió el ataque del Bayern durante una década y preparó el terreno para el dominio europeo posterior. (Anuncios y presentaciones oficiales documentan ambas operaciones.)
Más allá de nombres propios, su papel institucional —presidente del club y luego del consejo de supervisión— fue decisivo para consolidar un Bayern autosuficiente, ambicioso y con identidad. Esa posición le permitió cuidar a las estrellas (apoyo y exigencia en dosis exactas), atraer talento y mantener el listón competitivo.
El legado de Franz Beckenbauer
Franz Beckenbauer no fue solo un jugador extraordinario; fue un innovador, líder y símbolo del fútbol alemán y mundial. Revolucionó el rol del líbero, ganó títulos con clubes y selección, brilló internacionalmente, y luego llevó su conocimiento a la dirección y al entrenamiento.
-Apodado “Der Kaiser”, encarnó autoridad, elegancia y visión.
-Inspiró generaciones de defensas y centrocampistas modernos.
-Su impacto trasciende títulos: representó el renacer de Alemania tras la posguerra y el poder del fútbol como fenómeno cultural global.
El final de una era
Franz Beckenbauer falleció el 7 de enero de 2024 como consecuencia de la enfermedad de Parkinson, a los 78 años, dejando un vacío enorme en el mundo del fútbol. Clubes, selecciones, compañeros y rivales de todas las generaciones lo lloraron, reconociendo no solo sus logros, sino la grandeza de su legado: un hombre que hizo del fútbol un arte, un juego de estrategia y elegancia.
Hoy, el nombre de Beckenbauer sigue siendo sinónimo de realeza en el césped, inspiración para jóvenes y referente histórico del deporte rey.
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