Ya toca, ya estamos otra vez, nos volvemos a poner pesados cuando el Europa visita al Sant Andreu. Sí, el próximo fin de semana toca derbi: el 30 de marzo a las 19:15h se jugará en el estadio Narcís Sala el partido del año.
Hace no muchos años, este era un partido más del grupo V de Tercera División, donde uno podía ir tranquilamente al estadio y sacar su entrada 20 minutos antes del encuentro. A pesar de que en ese mismo grupo competían otros clubes históricos de la ciudad de Barcelona, como el Júpiter, Sants, Montañesa o Martinenc, el partido que más expectación generaba entre los aficionados al fútbol modesto era el que enfrentaba a Europa y Sant Andreu. Tenía una atmósfera especial, aunque muy alejada del ruido mediático que ahora acompaña cada uno de sus enfrentamientos.
El Clásico de Barrios
Si el Huracán vs. San Lorenzo es reconocido en Argentina como el clásico de barrios, el derbi entre La Vila (Gràcia) y el Poble (Sant Andreu del Palomar) podría ser el gran clásico de barrios a nivel estatal. No hay una rivalidad mayor entre dos equipos de barrio en todo el fútbol español. Sin lugar a dudas, es el gran derbi de Barcelona, de Catalunya y de todo el estado.
Dos clubes históricos
El Club Esportiu Europa fue fundado en 1907 en el barrio de Gràcia (antes una villa independiente de Barcelona). Es uno de los clubes históricos del fútbol catalán y español, siendo fundador de LaLiga en 1929. Tras sus maravillosos años 20 y 30, ha jugado principalmente en Tercera División y se ha convertido en un referente del fútbol formativo en Catalunya, así como del fútbol femenino. Su estadio, el Nou Sardenya, ubicado a la sombra de un edificio gigantesco, conserva parte de la esencia del fútbol de otra época.
La Unió Esportiva Sant Andreu nació en 1925 en el barrio de Sant Andreu, Barcelona, tras la fusión de varios clubes locales. Ha sido un equipo competitivo en Segunda División y Segunda B, y ha disputado partidos importantes de Copa del Rey. Su estadio, el Narcís Sala, es un emblema de la pasión andreuenca. Su ambiente es lo más parecido a una cancha argentina que uno puede encontrar en el fútbol español.
Los colores de ambos equipos evocan un romanticismo perdido en el fútbol moderno: el Sant Andreu con su cuatribarrada y el Europa con su escapulada blanca y azul, decorando incluso los futbolines de los garitos más genuinos (o hipsters) de la ciudad.
Un crecimiento paralelo
Algo ha tenido que pasar para que estos dos clubes históricos, que sufrieron importantes crisis en tiempos modernos, cuelguen el cartel de “no hay entradas” semanas antes de sus enfrentamientos. ¿Por qué?
La clave ha sido el impacto de sus gradas de animación. Desperdicis, fundada en 2007, defiende una filosofía antirracista, antifascista y catalanista. Ha creado un vínculo muy fuerte entre el sentir mayoritario del barrio y el club, al que se suman jugadores, cuerpo técnico y trabajadores. La afición de la UESA es cada vez más numerosa y nunca abandona al equipo, sin importar la distancia.
Eskapulats, nació en 2013, y con el tiempo han pasado de ser cuatro gatos detrás de la portería a llenar completamente el fondo en cada partido. Sus pegadizos cánticos han atraído a más europeístas y han convertido el Nou Sardenya en un espacio de reivindicación social. Sin ellos, sería impensable que el club hubiera adoptado estatutos contrarios al racismo, fascismo, homofobia y machismo, y que se hubiera convertido en un altavoz contra la gentrificación de Gràcia.
El auge de estas aficiones jóvenes (y politizadas), junto al alto coste del fútbol profesional, ha provocado un regreso al fútbol de barrio donde los vecinos se reencuentran con el anhelado fútbol de proximidad. Ambas aficiones se oponen al fútbol negocio y han protagonizado varias protestas al respecto.
Ellas (las aficiones) son las protagonistas de cada derbi, con sus batallas de cánticos, tifos, recibimientos con humo y bengalas, evocando (sin nostalgia alguna) aquel fútbol que ya se fue, mientras trasladan su pasión a los futbolistas. El partido de ida, disputado en el Nou Sardenya, fue un ejemplo: un vibrante 3-5 en una primera parte suspendida tras la caída de una valla que no aguantó la presión del momento.
Sold Out
Las imágenes del gran clásico de barrios llegan a todo el mundo. Groundhoppers de todas partes viajan a Barcelona solo para presenciarlo. Algunos hasta se han hecho socios. El derbi ya es un producto más en una ciudad convertida en parque temático, pero también un bastión antifascista en el fútbol catalán. No hay mayor foco reivindicativo en Barcelona, que este clásico de barrios. La atmósfera es tal que ningún futbolero local quiere perdérselo. Se retransmite en directo y las imágenes de la previa, las entradas, los mosaicos y, por supuesto, los goles se harán virales. Un derbi cada vez más difícil de ver en directo, es el precio que hay que pagar al hacerse “popular”.
¿La fiesta del fútbol popular?
Este duelo es conocido también como el derbi del fútbol popular. Pero, con todos los respetos a los dos clubes, este partido no representa la fiesta del fútbol popular, sino la máxima rivalidad entre clubes de barrios cercanos. No es como el Unionistas-Logroñés donde las aficiones se hermanan y celebran juntas desde la previa. Todavía falta fraternidad entre ambas hinchadas, y el despliegue policial es muestra de ello. Además, ninguno de los dos clubes forma parte de la red de clubes que conforman el "fútbol popular” (clubes autogestionados por los aficionados). El Europa, aunque propiedad de los socios, no tiene el nivel de autogestión de Unionistas, Ceares, Ciudad de Murcia o SD Logroñés donde se vota cualquier decisión mediante el conocido sistema de “un socio, un voto". El Sant Andreu, en manos de un inversor japonés, sigue lejos de ser un club democrático pese a que (de momento) se tiene muy en cuenta el pensamiento mayoritario de la afición.
El derbi más caliente de los últimos tiempos
Tras años en Tercera, la marea social provocó un crecimiento deportivo paralelo reflejados en ascensos a Segunda Federación. El domingo, el Europa llegará al vetusto Narcís Sala como líder y el Sant Andreu es su perseguidor, a solo un punto.
Hace poco jugaban contra Sants, Júpiter, Martinenc o Montañesa. Hoy, miran de reojo el fútbol profesional. Gran parte del mérito es de aquellos jóvenes que fundaron sus gradas de animación. Solo puede subir uno; todo parece indicar que será uno de los dos, el otro jugará el playoff de ascenso salvo depresión post-clásico. El domingo muchos nos levantaremos con aquello de “qué bonito es levantarse y saber que hay derby en Barcelona"
Pero ¡qué derbi nos espera!