Normalmente, cuando un jugador desea fichar por un club y ese club lo quiere en sus filas, lo más habitual es que ambas partes acaben cumpliendo su deseo. Sin embargo, el no fichaje de Rui Costa por el Barça en 1994 es una de esas historias en las que todo parece encarrilado, pero finalmente no se concreta. Esta vez, aquello de “faltan unos pequeños flecos” terminó con el crack luso lejos del Camp Nou.
El interés del Barcelona por Rui Costa, entonces joven estrella del Benfica, comenzó a finales de enero de 1994. Apenas unas semanas antes, el Barça de Johan Cruyff había humillado al Real Madrid con una histórica goleada en el Camp Nou: 5-0. Sin embargo, poco después, el equipo sufrió una inesperada eliminación en la Copa del Rey ante un modesto Real Betis, que en aquel momento militaba en Segunda División. Aquella derrota enfureció a Cruyff, quien lanzó una declaración que hizo saltar las alarmas en el barcelonismo:
“Está claro que ya se está acabando un ciclo”.
A partir de ese momento, jugadores emblemáticos como Bakero, Begiristain, Salinas, Goikoetxea, Zubizarreta e incluso estrellas como Stoichkov, Koeman y Laudrup pasaron a estar en la lista de prescindibles. La reconstrucción del Dream Team parecía inminente, especialmente tras dos derrotas ligueras dolorosas: un 2-3 en el Camp Nou contra el Athletic Club y un contundente 6-3 en La Romareda ante el Real Zaragoza.
La planificación del nuevo equipo no podía esperar. Rexach recomendó a Cruyff fichar a un jugador con cualidades excepcionales: Rui Manuel César Costa, líder de la selección portuguesa ganadora del Mundial Sub-20 en 1991 y gran promesa del Benfica. Su talento y estilo de juego encajaban perfectamente con la filosofía de Cruyff, y el joven portugués estaba entusiasmado con la idea de jugar en el Barça, que en 1992 había conquistado su primera Copa de Europa. Rui Costa y el club azulgrana se deseaban mutuamente, y en la primavera de 1994 comenzaron los primeros contactos.
Aquella temporada, el Barça conquistó LaLiga in extremis, pero terminó con un durísimo golpe: la final de la Copa de Europa en Atenas. El Milan de Capello barrió al equipo de Cruyff con un contundente 4-0, en una de las noches más negras de la historia culé. Apenas una semana después de aquella debacle, el Barça reactivó la opción Rui Costa.
El cambio de ciclo ya era un hecho. Cruyff, de una forma más o menos directa, comunicó a varias vacas sagradas que no continuarían en la siguiente temporada. Incluso Michael Laudrup, ídolo azulgrana, no renovó su contrato y acabó fichando por el Real Madrid. Rui Costa era el elegido para hacer olvidar al elegante mediapunta danés. A finales de mayo de 1994, su fichaje parecía cerrado: la prensa de Barcelona lo mostraba vestido de azulgrana, y él mismo manifestaba su entusiasmo por jugar en el Camp Nou.
Sin embargo, cuando todo parecía encaminado, la operación se torció. A pesar de la presión del jugador para que el Benfica aceptara la oferta del Barça, el club lisboeta prefirió esperar mejores propuestas desde Italia.
“No merezco que el Benfica me corte las piernas"
El Barcelona, sumido en la guerra interna entre Cruyff y el presidente Josep Lluís Núñez, no estaba dispuesto a realizar un gran desembolso para contentar al técnico neerlandés. Mientras tanto, el Parma apareció en escena con una oferta superior, y llegó a rumorearse un trueque entre Rui Costa y Stoichkov si el portugués acababa en el conjunto italiano.
El fichaje se frenó en seco. Finalmente, Rui Costa recaló en la Fiorentina, donde formó un equipo ilusionante junto a otra gran obsesión del Barça: Gabriel Batistuta. Era año de Mundial, y tras la brillante actuación de Stoichkov en Estados Unidos 94, el club azulgrana optó por fichar a otra estrella de la competición: el rumano Gheorghe Hagi, quien llegó desde el modesto Brescia como una alternativa de bajo coste. Antes de decidirse por Hagi, el Barça también intentó el fichaje de Robert Prosinečki, que acabaría vistiendo la camiseta azulgrana un año después.
Soñar es gratis, imaginar también, y durante años en Can Barça se fantaseó con lo que habría sido un Dream Team II con Rui Costa, Figo y Ronaldo Nazário, jugadores que poco después sí pasaron por el club.
Posiblemente, Rui Costa sea el gran fichaje frustrado en la historia del Barça. Y eso que en 1996 y 2003, su nombre volvió a vincularse al conjunto culé. Sin embargo, su idilio con el Barcelona quedó, una vez más, en el terreno de los sueños.